CALLE COLISEO. ESTE RELATO ES SOBRE ELLA. |
“Barrica o tinaja es un barril en
el que se llena agua. Era así con punta como tronco en la base anchando,
anchando con dirección hacia la boca”, es el significado que mi madre me daba
con respecto a esos recipientes antiguos de la hacienda Cartavio.
“Yo era chibola hijo, así como
sus hijos de la de al frente” decía ella
para recordar una historia más de mi pueblo cuando era pequeña como los hijos
de una vecina joven frente de mi casa. ¿Una historia más? se dirán, pues sí un
relato que hace mucho tiempo cuando al contarse, se hacía referencia a una
calle polvorienta durante los días de claridad pero solitaria y vacía en las
horas de la noche y en la madrugada.
Señores y señoras mayores contaban
estando sentadas en las afueras del barrio, haciendo referencia a los sectores
de la Calle Coliseo en el cruce con la 2da y 3era cuadra de la calle Zafra,
para sorprender en el diálogo que un objeto conocido pero de manera rara giraba
por ese sector. Mi madre sólo escuchaba la conversación de adultos……y en este
relato tiene que ver la experiencia de ciertos trabajadores de la empresa.
El horario de trabajo en la
empresa era casi como hoy en día, con las 8 horas permitidas. Los horarios variaban
así: de 4:00 a.m.-12 m; de 12 m.- 8:00 p.m.; 8:00 p.m.-4:00 a.m. y así se
alternaban los horarios de los trabajadores obreros. Los de oficina, osea
empleados, era sobre todo en la mañana.
Hablaba la gente mayor que entre
los trabajadores que se dirigían de madrugada a su trabajo a pie por la Calle
Coliseo, les sucedía cosas muy pero muy raras. Resulta que en el camino veían
un objeto, era una barrica o tinaja, el mismo que al estar frente a un
trabajador giraba de un lado a otro persiguiendo al caminante no dejando cruzar
la calle.
Más de uno se había chocado con
esa barrica y usaron su cincho para azotarla, azotar varias veces para que se
apartara y les deje tranquilos.
En más de una oportunidad, cuando
los varones le enfrentaban con lisuras. _“&%$ ¡QUÉ QUIERES $%ç/&¿=?”$!_maldecían
respondiendo enojados. Luego de tanto insulto esa barrica se convertía en una
mujer común y corriente, toda desnuda. Se habla que luego sobrevinieron
diálogos como los que siguen:
__ Noooo me pegues, noooo no me
pegues por favor__ hablaba ella todo con pena y voz lastimera.
__ ¿Qué quieres?__ le hablaban.
__ Tengo frío. Préstame tu poncho
__ ella suplicaba.
Habían trabajadores que no caían
en el pedido de ese ser. Pasaban de largo, pero siempre molestaba. Y sobre todo
a la persona que elegía era porque daba muestras de estar enamorada, eso se
pensaba. En el pedido por el frío debido a su desnudez mi madre cuenta que
podía haber pedido no sólo poncho sino saco y chompa. Como decía ella “la
barrica estaba enamorada hijo”.
El hecho es que las personas o
algún hombre que le entregaba su poncho le decía a ella “Te presto pero no me
hagas daño, ya no fastidies”. Mientras la barrica respondía “Mañana te lo
devuelvo”.
Al día siguiente cuando se veían
de nuevo, ella entregaba el abrigo al hombre y éste se ponía de nuevo para irse
sin que le siga fastidiando.
__“Mi papá Fernando, mi mama Olga
y mi tía Manuela hablaban que cuando al otro día se devolvía el poncho, la
persona que recibía su poncho se alocaba”__ me dijo mi hermana Azucena.
Esta persona era vista como una
bruja por los lugareños. Igual la tendrían siempre fastidiándoles hasta que un
día desapareciera, no se sabe cuándo. Pero eso sí “unos morían y otros no.
Algunos inocentes caían y otros no”. Mientras tanto “los que ya sabían esto le
castigaban más con el cincho a la barrica y luego esa barrica sólo desaparecía”.
EN EL VERANO JUGANDO CARNAVAL. AQUÍ PUEDEN OBSERVAR EL CRUCE DONDE OCURRÍA EL ENCUENTRO CON LA BARRICA EN LAS NOCHES. |
Fuente oral
Sra.
Olga Bartolo Briceño (79 años).
Fotos
Miguel Núñez
Fotos
Miguel Núñez