Moncada es un pueblo, anexo de
Cartavio que por ubicarse en un sitio campestre tiene un aire limpio y un
verano estupendo. Justo al centro del poblado hay dos piscinas y a su costado
el parque infantil ya sin sus juegos metálicos de antaño. Ahí, justo ahí ocurre
un caso que una señora amable pudo alcanzarme.
El parque donde ocurrió el relato
“Un señor llamado
Sebastián Marcelino Machaguay, le tocaba trabajar de turno. Luego de su trabajo
comenzó a caminar…..caminó muy cerca de lo que es la piscina. Pasaba con la
bola de coca en su boca (chacchando).
Cruzando ese parque
de ahí que ve Ud., a las 12 de la noche le pareció escuchar el gritar de patos….era
la medianoche y se preguntaba ¿a esta hora patos? Se supone que a esa hora
descansan estas aves de corral y que la gente no deja a sus animales por las
calles así porque sí..
Durante la duración
de esos gritos de patos quería acercarse a ver y su cuerpo se escarapeló,
sintió miedo sin saber por qué. No sabía si mejor iba a echar su trago o ir a
su casa. Decidió entonces su rumbo 'a tomar su copa' y caminando seguía
escuchando el cantar de esos patos.
Ya llegando al otro
lado a la altura de la casa de Don Rengifo volteó a mirar hacia el parque y vio
a dos mujeres que se mataban de la risa….
Al estar en ese
sitio de bebidas contó a los demás de lo que sucedió momentos antes. Luego de beber
regresó por el mismo camino pero no estaban esas mujeres”.
Mientras hablábamos
de este relato don Luis Zavaleta Luna Victoria expresó “eran brujas”. “Sí, eran
brujas” confirmó doña Antonia.
Aparición de los patos y su canto en plena media noche que podían ser oídos por un poblador.
Gente del lugar, don Luis Zavaleta Luna Victoria y doña Antonia Isabel Ramírez de Siche
Fuente oral
Antonia Isabel Ramírez de Siche
(56 años).