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domingo, 9 de diciembre de 2012

La muerte del sastre


“Por la década del cuarenta falleció en Nepén, Santiago de Cao, un sastre que se distinguía de los demás pobladores, por la solvencia económica que disfrutaba y por el carisma o la simpatía del que gozaba. Como sastre era excelente.

                Aparentemente poseía buena salud. Pero, cierto día, dejó de existir, como consecuencia de un paro cardiaco. Su deceso causó un gran dolor entre los familiares decidieron enterrarlo con una mortaja fina y con la sortija de oro, que él mucho apreciaba, por la gente incrustada en la joya, que lo había hecho el joyero de la localidad, a quien le unía una estrecha amistad.

                Durante el velorio, al que asistió el joyero, la sortija despertó en él, una tremenda avaricia, que cuando lo enterraron, regresó al cementerio y comenzó a profanar su tumba. Destapó el nicho con una barreta, sacó el cajón y lo abrió. No bien lo hizo le mutiló el dedo en donde estaba puesta la sortija.

                Segundos después, el sastre recobró la vida y se sorprendió verse metido en un féretro y ver a su amigo, el joyero, con su dedo en la mano. ¿Por qué estoy aquí hermano?, le preguntó. Un silencio de derrota amarga como el rostro de un desilusionado hubo unos instantes. Luego le volvió a inquirir: ¿por qué me has cortado mi dedo? En ese instante muy inteligente le respondió: porque ha sido el causante de la situación en que te encuentras.

                Con la aclaración pertinente, ambos amigos abandonaron el cementerio y regresaron a la población. En casa, los familiares que se hallaban en velación final, se sorprendieron al ver entrar al difunto. Algunos se desmayaron de la impresión, los que se mantuvieron en pie le pidieron una aclaración sobre el particular, al joyero.

                Este les contó con lujos de detalles lo ocurrido. Algo quedaba flotando. ¿Qué tenía que ver la sortija con la muerte del joyero? Con esa incógnita  oscura, decidieron ir, al día siguiente, al médico especialista.

                El galeno, un reconocido cardiólogo de Trujillo les dijo que el fallecimiento eventual del sastre se debió a la sortija, que por quedarle ajustado, no le permitía circular la sangre.

                Aclarada la confusión y el motivo del deceso del sastre, a su retorno a Nepén, fue a la casa del joyero y le obsequió el anillo, con estas frases: toma hermano. Es tuyo. Yo ya no lo necesito. Fue una decisión razonable del sastre. Además ya no tenía dedo para ponerlo, así hubiera querido adquirir otro para exhibirlo en los dedos. Así con el dedo mutilado, el sastre vivió muchos años más”.
 Esta imagen muestra la entrada a Nepén. Según la fecha, nos indica que a fines de año el calor ya se siente y algunas personas gustan de ir a la playa. Un pueblo que goza hace poco tiempo de energía eléctrica.
Datos que les alcanzo
  • Suceso: La década del 40 del siglo XX
  • Nepén es anexo de Cartavio. Un pueblito de unas cuatro calles principales. Tiene una escuela de educación primaria y un gran campo como estadio.
  • Cerca del lugar se halla la Playa de Nepén o llamada “Cruz Verde” según escuché, hermosa por su laguna, pero también observé que matan “patos coches” o “pelícanos”, animal en peligro de extinción.
Referencia bibliográfica
Luis Chuquipoma Muñoz. Relatos del valle Chicama 1.