Historias variadas. Es cierto que tengo otros BLOGS separados del presente, pero no quedan en menor importancia por mi persona sino que el motivo es centrar aquí relatos que sorprendan, agraden y aún asusten. Eso es hablar de Cartavio y de sitios que rodean a mi pueblo. Ojalá que cuando yo no esté, otros continúen el legado histórico de mi valle. Atte. Miguel Núñez.
Wikipedia
viernes, 12 de agosto de 2011
El Caldo de Huaraca
sábado, 6 de agosto de 2011
El Cura sin Cabeza
Desde niño oía hablar de un camino alto, un antiguo puente. Ese antiguo puente era de diseño peatonal ubicado a la altura de la primera cuadra de la Calle Primavera. Por debajo de él servía como vía terrestre por donde circulaban los trenes llevando en sus cargas grandes toneladas de caña de azúcar quemada. Se ubicaba en exactamente en toda la mitad de la primera cuadra de la calle Primavera sirviendo como límite a “Cartavio Viejo” y el sector “Ingenio”; también sirvió como vía para que la gente deba cruzarlo por medio de un puente peatonal y evitar cualquier accidente con los trenes que pasaban por debajo. El lugar de abajo era llamado también con el nombre de “Máquinas” y “Líneas” refiriéndose a las vías férreas. Aquel puente estaba fabricado de fierro, madera y cemento. Se encontraba iluminado con postes de energía eléctrica.
Las hermanas Olga, la mayor de 14 años, y Susana de 7 años de edad; tuvieron una historia impactante. Por los cálculos que hice; este suceso ocurrió antes de 1948, antes del incendio del Antiguo Mercado, exactamente en 1946 cuando gobernaba el Perú don Luis Bustamante y Rivero.
La línea del tren en color negro, hoy es usado por trailers. De las líneas sólo quedaron el recuerdo. El muro de ladrillo es el que da con la calle Primavera o ex calle La Línea.
Foto: Miguel Núñez.
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Calle Salaverry-Sector Ingenio en el otro lado del Bypass. Foto: Miguel Núñez. |
Fuente oral
jueves, 4 de agosto de 2011
El muerto y la niña
Cuenta que en la calle Zafra Nº 104 de la entonces hacienda Cartavio una niña sufre cierta vivencia alrededor del año 1940, una experiencia que no quiso volver a repetir.
Vivía una señora mayor en dicha casa y vendía chicha de jora. Esta señora metía cuentos a su vecina de cuarto (María Briceño) indicando que la hija se portaba mal. La niña Olga era castigada sin poder tener derecho a reclamo alguno. Imagínense la autoestima de la pequeña, era tomada como traviesa y aun peor como la mala de la película.
Llegó el día en que esa señora que
incomodaba a la niña cambió de vivienda y, con el tiempo, solo quedó la
familia de Olga y otras dos familias más en la misma casa como era costumbre en
los tiempos de hacienda.
Seguro que esta pequeña había logrado ver que la tranquilidad llegó
a su vida, pues ya no tenía a la espesa señora viviendo en la misma
vivienda.
En ese tiempo no había energía eléctrica en las casas, pero sí en las
calles. La gente en sus hogares se iluminaba con lámparas de vidrio o velas.
Las calles de Cartavio Viejo poseían unos antiguos postes en forma de “T” en
todo el centro, con unos focos potentes, también había esas antiguas cañerías
con una infraestructura fabricada de ladrillo y cemento que servía para los
vecinos que no poseían agua dentro de sus hogares.
Llegó el día de la visita al cine, donde
concurrían muchas personas para disfrutar las películas en familia. La pequeña
Olga vio que la suya iba a asistir y pidió ir al cine; no obstante, su mamá María dijo “no, tú te quedas
en la casa”. Es así que, al cine asistieron su madre María y sus hermanos
Leonardo y la aun bebita Susana.
Olga quedó en casa de su madrina; después decidió regresar a su propio hogar; prendió la lámpara a kerosene y de ahí se fue a dormir en pleno piso como era de costumbre. Mientras estaba recostada, bajó la mechita encendida de la lámpara y se cubrió con una frazada. De repente en la entrada de su cuarto vio a un “aparecido” o "bulto" frente a ella de quien no veía su rostro, pero pudo observar una especie de capucha sobre su cabeza. Los nervios se iban apoderando poco a poco de todo su cuerpo, tanto así que recordó haber gritado para que su madre vaya en su auxilio. Gritó y gritó, pero su mamá nunca apareció. Lo peor de esa aparición era que ese individuo no se iba y encima no tocaba el suelo, o sea que flotaba cual fantasma como el que se ven en las películas de terror. Se cubrió con la frazada pensando así que encontraría un buen refugio, aunque no fue suficiente. Entonces, con el cuerpo tembloroso y una voz llorosa usó una mano y se persignó una vez, el espíritu seguía ahí; se persignó de nuevo pero el espíritu no se iba y en la tercera señal recién el aparecido se retiró dando media vuelta en dirección de la puerta de la calle.
El susto no abandonaba a la pequeña quien siguió con su grito “¡MAMÁ! ¡MAMÁ!” varias veces, y salió corriendo. Se sentó en el poyo (palabra referida al asiento de barro y piedra) que estaba a un lado de la puerta en la calle. Olga, llorando en plena noche, se quedó ahí por buen rato esperando a su madre y hermanos que no habían llegado del cine. Mientras pasaban los minutos, una señora anciana de estatura baja, vecina suya, salió hacia la calle para recoger agua de la cañería. Entonces viendo a la pequeña sentada en el poyo le preguntó preocupada “¿qué tienes Olguita?” y Olga respondió que había visto a un bulto en casa. La anciana preocupada de la niña decidió llevarla a su casa para que descanse.
Mirando la hora, Olga vio a la gente que venía del cine Cartavio. La anciana, resondró a doña María Briceño por el hecho de no haber llevado también a la hija a ver la película. Palabras como éstas eran recordadas por Olga cuando la anciana llamaba la atención a su madre: “¿Qué hubiera pasado con tu hija?… ¡la hubieras encontrado babeando y muerta! ¡Da gracias a Dios que tu hija es aun una niña y el muerto no se la llevó!”.
Doña María Briceño, al ingresar a su propia casa, explicó a su hija Olga que sus gritos no podían ser escuchados en esos casos tan terribles porque resulta que los bultos y su poder maléfico lo impiden. Así nadie podía escuchar los pedidos de socorro, aunque se esté despierto.
¿Qué ocurrió al día siguiente?, ¿se
acuerdan de la otra vecina del comienzo del relato?, ¿aquella que se llevaba
mal con la pequeña Olga y se fue al frente a vivir? Pues fallece.
Según el relato nos indica que se estaba
anunciando la muerte de una persona por medio de un “espíritu” o “bulto” que
asustó a una niña a quien nunca vio bien.
lunes, 1 de agosto de 2011
El marisquero-Playa Los Tres Palos
Chiquitoy, ex hacienda hoy empresa privada azucarera que se encuentra muy cerca a la playa los "Tres Palos", playa de la cual se habla en el relato.
- Al leer la frase "En tiempos lejanos, los pescadores se desplazaban por el litoral buscando un lugar más propicio para atender sus redes", nos está contando que la gente pescadora no se quedaba frente a sus playas cercanas sino que podían realizar unos viajes algo alejados de la playa de su terruño. No siempre al sur sino también al norte. La corriente peruana va en dirección norte, eh ahí la facilidad de la navegación en ese sentido. Para este caso si alguien pertenecía al valle de Moche, entonces podría ir al norte con dirección a la zona del valle Chicama.
- Cuando se habla "Unos venían desde Santiago de Cao al mar de Huanchaco o las playas de Moche, otras veces hacían caminata a la inversa, resultaban en las playas de Santiago", tengamos mucho cuidado, es casi imposible que una sola persona se vaya hasta todas las playas del actual distrito de Santiago de Cao (Tres Palos, El Charco, Cruz Verde y El Brujo); lo que en realidad sería es que un pescador de la zona del valle Moche pueda llegar junto a otros hasta los Tres Palos que es el límite actual entre Huanchaco y Santiago de Cao como distritos de diferentes provincias. Es más seguro que los pescadores hayan sido de diferentes partes del valle de Moche: Huanchaco y Moche mismo y que al ir en sus viajes hayan realizado la faena juntos sobretodo hasta la playa Tres Palos, lugar que yo conozco.
- Estas personas construyen unas chozas o pequeñas cabañas para descasar durante la pesca. Si el marisquero fuese de "Moche pueblo", no podría pasar el tiempo caminando para pescar él solo tamaña distancia. La versión habla de su regreso que "Caminó todo el tiempo hasta llegar a su casa y contó a su familia lo acaecido"....yo digo ¿cómo es posible, si el relato nos dice que no capturó pescado ni marisco y tuvo fuerzas para regresar a su casa caminando sin nada?. Para mi posición; es que haya salido con un grupo de compañeros, que ese marisquero no ha sido de un lugar tan lejano y si lo fue pues de seguro que no regresaría a casa con las manos vacías luego de hacer su faena.
- Si establezco mi pensar inmerso en esta hermosa fuente oral, yo diría que quizá haga referencia a las construcciones que habían en la antigüedad sea preinca, inca (ejemplo Chictoy o Chiquitoy Viejo) o colonial. Y que por ahí destacó la figura de esos grandes señores que poseían en sus manos cuantiosas cosas llamativas que no poseían los pescadores.
- Al parecer el relato es una versión indígena pero de tiempos coloniales, porque habla de pesca y una casa encantada con enseres algo modernos (enseres, mesas, sillas y utensilios por ejemplo).
Los tesoros de Cuculicote-Provincia de Ascope
- Foto de mi autoría.
- Opinión personal.