Cuenta que en la calle Zafra Nº 104 de la entonces hacienda Cartavio una niña sufre cierta vivencia alrededor del año 1940, una experiencia que no quiso volver a repetir.
Vivía una señora mayor en dicha casa y vendía chicha de jora. Esta señora metía cuentos a su vecina de cuarto (María Briceño) indicando que la hija se portaba mal. La niña Olga era castigada sin poder tener derecho a reclamo alguno. Imagínense la autoestima de la pequeña, era tomada como traviesa y aun peor como la mala de la película.
Llegó el día en que esa señora que
incomodaba a la niña cambió de vivienda y, con el tiempo, solo quedó la
familia de Olga y otras dos familias más en la misma casa como era costumbre en
los tiempos de hacienda.
Seguro que esta pequeña había logrado ver que la tranquilidad llegó
a su vida, pues ya no tenía a la espesa señora viviendo en la misma
vivienda.
En ese tiempo no había energía eléctrica en las casas, pero sí en las
calles. La gente en sus hogares se iluminaba con lámparas de vidrio o velas.
Las calles de Cartavio Viejo poseían unos antiguos postes en forma de “T” en
todo el centro, con unos focos potentes, también había esas antiguas cañerías
con una infraestructura fabricada de ladrillo y cemento que servía para los
vecinos que no poseían agua dentro de sus hogares.
Llegó el día de la visita al cine, donde
concurrían muchas personas para disfrutar las películas en familia. La pequeña
Olga vio que la suya iba a asistir y pidió ir al cine; no obstante, su mamá María dijo “no, tú te quedas
en la casa”. Es así que, al cine asistieron su madre María y sus hermanos
Leonardo y la aun bebita Susana.
Olga quedó en casa de su madrina; después decidió regresar a su propio hogar; prendió la lámpara a kerosene y de ahí se fue a dormir en pleno piso como era de costumbre. Mientras estaba recostada, bajó la mechita encendida de la lámpara y se cubrió con una frazada. De repente en la entrada de su cuarto vio a un “aparecido” o "bulto" frente a ella de quien no veía su rostro, pero pudo observar una especie de capucha sobre su cabeza. Los nervios se iban apoderando poco a poco de todo su cuerpo, tanto así que recordó haber gritado para que su madre vaya en su auxilio. Gritó y gritó, pero su mamá nunca apareció. Lo peor de esa aparición era que ese individuo no se iba y encima no tocaba el suelo, o sea que flotaba cual fantasma como el que se ven en las películas de terror. Se cubrió con la frazada pensando así que encontraría un buen refugio, aunque no fue suficiente. Entonces, con el cuerpo tembloroso y una voz llorosa usó una mano y se persignó una vez, el espíritu seguía ahí; se persignó de nuevo pero el espíritu no se iba y en la tercera señal recién el aparecido se retiró dando media vuelta en dirección de la puerta de la calle.
El susto no abandonaba a la pequeña quien siguió con su grito “¡MAMÁ! ¡MAMÁ!” varias veces, y salió corriendo. Se sentó en el poyo (palabra referida al asiento de barro y piedra) que estaba a un lado de la puerta en la calle. Olga, llorando en plena noche, se quedó ahí por buen rato esperando a su madre y hermanos que no habían llegado del cine. Mientras pasaban los minutos, una señora anciana de estatura baja, vecina suya, salió hacia la calle para recoger agua de la cañería. Entonces viendo a la pequeña sentada en el poyo le preguntó preocupada “¿qué tienes Olguita?” y Olga respondió que había visto a un bulto en casa. La anciana preocupada de la niña decidió llevarla a su casa para que descanse.
Mirando la hora, Olga vio a la gente que venía del cine Cartavio. La anciana, resondró a doña María Briceño por el hecho de no haber llevado también a la hija a ver la película. Palabras como éstas eran recordadas por Olga cuando la anciana llamaba la atención a su madre: “¿Qué hubiera pasado con tu hija?… ¡la hubieras encontrado babeando y muerta! ¡Da gracias a Dios que tu hija es aun una niña y el muerto no se la llevó!”.
Doña María Briceño, al ingresar a su propia casa, explicó a su hija Olga que sus gritos no podían ser escuchados en esos casos tan terribles porque resulta que los bultos y su poder maléfico lo impiden. Así nadie podía escuchar los pedidos de socorro, aunque se esté despierto.
¿Qué ocurrió al día siguiente?, ¿se
acuerdan de la otra vecina del comienzo del relato?, ¿aquella que se llevaba
mal con la pequeña Olga y se fue al frente a vivir? Pues fallece.
Según el relato nos indica que se estaba
anunciando la muerte de una persona por medio de un “espíritu” o “bulto” que
asustó a una niña a quien nunca vio bien.
buen relato pero quien es la señora que esta viva? OLGA la niña, q edad tiene ahora?
ResponderEliminarse le podrá visitar en enero tendre vacaciones a ver si voy pal norte hno.
Ella es mi anciana madre y aún está viva. Le cuento que hasta han llegado desde Trujillo a hacerle entrevista.
EliminarESTA MUY INTERESANTE EL RELATO...A MI EDAD QUIERO SER INVESTIGADOR ACERCA DE ESE TEMA :D ...MUY BUEN RELATO ESCRITO , AMIGO MIGUEL .
ResponderEliminartu amigo : LEONARD
k buena historia realmente muy interesante
ResponderEliminarClaro que es un buen relato. Sobre todo teniendo a la gente de antaño muy cerca. Aunque hayan personas que ni les guste por sólo pasarla por superstición, sin embargo no todo lo que se supone es superstición. Hay cosas que sucedieron y ésta que yo cuento es una de ellas.
Eliminarhola profesor miguel ... muy buenos los relatos, hay varias historias de nuestro lindo cartavio, de todos lados, sria bueno que se haga un compendiode esto pues es hisotria de nuestro pueblo...
ResponderEliminarHola Cris Th:
EliminarAgradecido estoy por tu consejo y te anuncio que ello ya está en mi proyecto sobre Cartavio. La idea de llamar "leyendas urbanas" pues en realidad es un término que no comparto y que en un Canal de Tv cartavina trataron de hacerlo y cuando no se tiene el asesoramiento adecuado pues resulta pobre la información.
Pienso hacer un librito de compendios o quizá seguir llevando la información a internet y necesitaré bastante concentración en el mismo. Mientras tanto hay diálogo con un amigo mío sobre el asunto que no puedo hablar.
Mis fuentes son serias. Hasta presento teorías, fotos y digo de dónde las conseguí. El sensasionalismo no es mi pan de cada día. Hasta ahora soy, creo el único que publica por internet estos hermosos relatos y vivencias de mi querido Cartavio de manera organizada y eso me hace orgulloso porque mi comunidad se conoce más en el mundo, no sólo por su azúcar y ron sino por su historia de relatos. Saludos.
Gracias pofe miguel lla me ayudo com la exposicion esta muy bueno el relato bueno profe cuidese y siempre siga siendo el mismo
ResponderEliminargracias profe por el relato esta muy bueno lla me ayudo en mi esposicion bueno profe cuidese
ResponderEliminarClaro Erik:
ResponderEliminarLos relatos ayudan a decir que "existimos", que somos alguien y que debemos respetar nuestras diferencias también. Lo malo es que a muchas personas que suelen ver esto se cogen del fanatismo religioso y sólo tratan de hacer la menor importancia a las vivencias de ala gente, lo que ocasionaría nuestra desindentidad osea unos desconocidos.