Nazareno,
anexo de Cartavio, es un pueblito muy sencillito, se ubica cerca de la playa “El
Brujo”. Se puede llegar al lugar cruzando el puente Nazareno y desviar hacia la
izquierda. Prácticamente está entre los límites de los distritos de Santiago de
Cao y Magdalena de Cao, territorio de los antiguos mochicas. En esta zona de
caña de azúcar nos dice el trabajador Jorge el siguiente relato.
“En
el año 2012 por el mes de noviembre estaba solo trabajando en el campo. ¡Ah! pero
te diré todo de cómo llegué ahí y qué pasó después.
Debía ir a ver las
mediciones de instalaciones de riego por manga más o menos a la 1:00 pm Esas
instalaciones son las que de manera moderna usan los jebes duros para
distribuir las aguas a los campos. Mi jefe de turno, en una moto lineal, me dejó
en el lugar por los campos de Nazareno. Desde
la 1:00 pm regresaría recién a recogerme a eso de las 6:00 pm.
Debía vigilar que el
motor no falle y saque el agua suficiente para el riego en Nazareno 09, a esto
le llamamos la hora de trabajo de bombeo de pozo.
Ya
había almorzado. El pozo funcionaba normal. Tomé mi celular y llamé a mi jefe.
La llamada no entraba. En eso giré mientras tenía mi celular en las manos y ví
que el pozo se apagó. Comencé a sentir miedo sin saber. Me acerqué al pozo para
poder encenderlo. Antes de estar cerca, ni muchos pasos había dado, noté que se prendió solo. Recordé entonces
que el lugar penaba, pero ni idea de darle importancia a esos cuentos.
Me
paré en un cerrito del borde de la acequia debajo de un árbol (es que el Sol
quemaba), por lo que me alejé del pozo. Minutos después me senté y escuché una
voz rara pero era sí de una mujer. Sólo escuché… Intenté llamar por segunda vez
a mi jefe estando a una distancia de 100 m del pozo. Escuchaba con más fuerza
la voz. Di la vuelta como cuartel y medio para ver si era cierto que una mujer
estaba por ahí. Al llegar cerca del pozo hubo silencio como si me hubieran
visto. Eran como las 3:00 pm y se nubló el panorama de la acequia. Logré ver a
una mujer mitad de cuerpo, sus manos eran como paleta sacudiendo el agua a los
lados de ella. Levantaba el agua aleteando. No logré ver su cara pero sí por el
pelo largo, tenía su tez blanca.
Eso
me atontó, me encomendé a Dios como cinco minutos. Agachado o inclinado como a
25 ó 30 metros de distancia, asomé a ver
que esa mujer se metió por el tubo del pozo apagando y prendiéndose el mismo.
Ya no me acerqué sino que salí a la pista y esperé a mi jefe. En eso me llega
una llamada:
_ ¿Gonzales dónde
estás?_
_ Aquí estoy por el
otro lado jefe… _dándole la ubicación exacta.
_ ¿Qué pasa te veo
asustado?_ su jefe pregunta asustado.
Le
conté todo. Ya me había enterado de la aparición de esta mujer pero interés
nunca puse. Supe que ya conmigo son 04 casos, 04 los que vieron. Entre ellos un tomero, un guardián de Nazareno que quedó babeando”.
Fuente oral
Jorge Gonzales
Esquivel (31 años).