“Tenía un tío mecánico de la empresa, se
llamaba Francisco Trujillo. A él comenzó a pasarle una cosa curiosa. No podía
dormir y ya habían pasado 20 días.
Él
conocía a la señora Francisca Vásquez, que vivía en Sumanique. Ella, en unos de
sus encuentros de saludo dirige la palabra y juntos conversan.
_ Parientito ¿qué
pasa? Te veo todo desanimado.
_ Hace días que no
puedo dormir no sé qué tengo.
_ Mire, le vengo a buscar.
Mi bombita allá en el pozo se ha malogrado.
_ No se preocupe
comadrita. Iré a ver la bomba qué tiene.
El
momento llegó. Mi tío fue a Sumanique a buscarla y entró a la casa.
_ Voy a poner la mesa
para verte_ le dijo doña Francisca, sin saber que ésta señora era una 'curiosa'_. Parientito
a ti te han jugado y te han hecho un entierro. Yo buscaré el lugar del entierro
que te hicieron. Este viernes te vienes.
Ubicaron
en la mesa de la curiosa el lugar del entierro. Mi tío debía regresar a
Cartavio y de ahí partir a Sumanique otra vez. En su regreso a Sumanique
charlaron de nuevo. La señora enseña un muñeco que tenía pelos, tela y encima
los ojos abiertos... En presencia de mi tío deshizo el muñeco en pedazos. Desde ese
día durmió como nunca. Al día siguiente le fue a agradecer.
La
señora con el tiempo murió y en pleno velorio, con gente presente como testigos,
un viento fuerte apagó las velas (en ese entonces no había electricidad). Inmediatamente por el apagón los niños lloraron.
Se prendieron las velas lo más rápido que se podía. ¿Qué pasó? El muerto
desapareció.
Luego
que pasaron los años nadie quiso comprar ni habitar esa casa de la curiosa".
Sumanique visto desde el extremo derecho
Vocabulario
Curiosa (o): Persona
que lee cartas en una mesa o practica algún arte relacionado con lo paranormal.
Fuente oral
Juan Antonio Castillo
Malqui (59 años).
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