“Siendo o no mis hermanos de padre y madre, tuve dos
hermanos, Felix Vargas Malqui y Gerardo Castillo Coronel. Estos se
caracterizaban por ser bien tremendos, osea que eran unos ya vagos. A ellos les
pasó lo que te contaré.
Por el año 1963 cuando yo tenía algo de 10 años de edad, mi
mamá muy seria conversó con ellos:
-
¡Oigan! ¡No compraron la alfalfa para los cuyes!
¡No sé pero uds verán de dónde consiguen! ¡Aunque sea vayan agarrar alfalfa por la
Koinsa!
Ellos dos fueron de noche. Se prepararon con una hoz y una
soga. Ufff bien vagazos esos se fueron nomás. Mientras llegaron a ese campo se
escondieron, agachados, para que nadie más los vea. Mientras cortaban vieron
una luz a los lejos y pensaron que era un guardián, se quedaron quietos. Al
instante esa luz pasó muy al ras de la alfalfa por sus lados y nadie estaba con
ella. Los dos huyeron y les faltó patitas para correr. Qué soga, ni qué la hoz
o costal. Dejaron todo ahí tirado. Llegando a casa asustadísimos contaron todo
a mi mamá y ni más regresaron ahí”.
Nota: El terreno que
hoy vemos una canchita de fútbol y una plazuelita descuidada frente al pueblo de Santa Rosa era cultivo de
alfalfa en tiempos de la hacienda. Justo al costado de la Koinsa.
Fuente oral
Juan Antonio Castillo
Malqui (59 años).
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