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jueves, 21 de noviembre de 2013

El Niño y Urcape



El señor Juan Róger Sabana López nos dio el encuentro en la ramadita de la casa donde nos esperaba su cuñada, la señora Mirtha Mendoza, justo refrescándonos con la gaseosita y comiendo unas galletitas. Con mis alumnos escuchamos su relato.

“En San José Bajo las familias dueñas de estos terrenos cuidaban de sus tierras y además se tenían monedas antiguas sobre las haciendas de ese entonces. Mi familia tuvo una fábrica chancaquera aquí nomás cerca donde está una chimenea de ladrillos con un muro de una casa antigua, son ruinas ahora nomás. Les cuento algo más, pero esto es en serio, no es nada de bromas o algo que se contó sino fue real porque yo mismo lo vi.

Cuando tenía 12 años más o menos debido al fenómeno del Niño este caserío se vio afectado por  la gran cantidad de agua que traía el río. Las acequias se llenaron tanto que comenzó a rebalsarse el agua. Nosotros apurados tratamos de desviar las aguas, con palana y sacos de arena. Era el año….creo…. 1955 ó 1958.

Vimos cómo el agua venía y entonces se posó por un lado de la huaca Urcape. De allá arriba _señala lo alto del valle_ venía el agua y a un lado de la huaca se formó un pozo lleno de agua, de muuuuucha agua. El agua venía y venía, pero lo raro era que el agua empozada seguía en el mismo sitio y no pasaba a otro lado. Nos dimos cuenta que era como que la huaca a manera de puquio pero que se tomaba el agua. A ella no le afectó, pero qué extraño que esa agua de ese gran pozo no se rebalsara. Es extraño pero eso ví”.

Fuente oral
Juan Róger Sabana López (58 años).


martes, 16 de julio de 2013

Otros relatos sobre el Anexo de Nazareno

Otros relatos sobre el Anexo de Nazareno

El perro

“En tiempos de Hacienda por la calle Real (la calle del centro) aparecía de vez en cuando un perro negro furioso jalando cadenas. Si se encontraba en la esquina con alguien estas personas corrían peligro. Si alguno de ellos lograba ver al perro, éste animal seguía a atacar. La persona perseguida podía correr a su casa pero al entrar a ella comenzaban a babear por ese susto. Eso contaban los antiguos aunque yo nunca viví eso”.


Nazareno 04

“Durante la crisis de las cooperativas azucareras entre los años 1989-1990, Nazareno ya no tenía electricidad porque la fábrica estaba ‘parada’ (sin funcionar). Desde Cartavio se nos daba energía eléctrica, pero llegaron tiempos en que ya no teníamos.

Los trabajadores que tenía yo a cargo iban para trabajar a Nazareno 04 (así se llama a un cuartel o campo), y esta gente se encargaba de cada motor estacionario. Estos motores eran usados para extraer agua del subsuelo ya que ni siquiera teníamos electricidad.
Aquél lugar conocido más conocido como El Pozo 142 era un sitio de mucho susto supe. Luego del trabajo los hombres a mi cargo llegaban a contarme cosas de apariciones y yo les decía ¡callen, lo que pasa es que son unos miedosos! Pero es extraño que varios me hayan dicho lo mismo. Otros hombres de trabajo que sabían que debían ir por ese pozo, ya comenzaban a dar muestras de miedo”.

¿Pero qué era lo que tanto susto causaba?

“Ellos decían que se echaban a descansar….y una mujer gringa muy hermosa se les aparecía de improviso muy cerca. Ella de frente se abalanzaba sobre ellos a querer tener sexo, a hacer el amor…entonces ellos se asustaban con estas cosas que la aventaban y salían corriendo”.

Don Evaristo ¿acaso se quedaron dormidos en el trabajo ahí en el campo?

“No. Esa mujer se aparecía sin que ellos ni siquiera tengan las intenciones de dormir. Pero que estaban asustados por lo que les pasó pues sí yo los veía muy asustados. No sucedió a unos cuantos, sino a algo de 20 personas en esos tiempos de la crisis cooperativa. Yo creo que esas apariciones sucedieron porque en el pasado en Nazareno 4, 8 y 9 ha habido bastantes huacas, quizá hay tesoros”.


Campos de Nazareno. Riego por mangas.
Don Evaristo Santisteban y su esposa Doña María Angelita Rubio Fernández (58 años).



Fuente:
Don Evaristo Candelario Santisteban Alfaro (57 años) à Supervisor de la empresa.


Nazareno y su relato sobre la Virgen del Carmen

Después de varios años, creo que desde el 2006, no había visto de muy cerca a Nazareno más que con una bicicleteada que hice al balneario “El Brujo”.
Nazareno es un anexo de Cartavio desde los tiempos de Hacienda. Mi madre contaba que había una casa hacienda encima de su huaca, pero cuando yo pasaba ya esa casa estaba cada día desapareciendo.

Don Evaristo Santisteban me contó que antes era una zona de muchas huacas que el hacendado de ese tiempo destruyó para cultivar cañas de azúcar. Hasta que se hizo esta iglesia. La iglesia tiene casi 90 años. Y qué interesante que ese edificio pueda estar edificado casi con la antigüedad de la Virgen del Carmen (88 años este 2013).

La festividad se está aproximando a un siglo, por lo que don Evaristo muchísimo antes que nazca, ya la imagen era venerada desde 1925.


Virgen del Carmen original desde su altar-Nazareno

La imagen grande

“El ingeniero-administrador de Nazareno trajo una Virgen del Carmen grande. La pequeña la guardó en el almacén.
Se sabía que la gente siempre veneraba a la imagen de la Virgen del Carmen pequeña pero desde que hubo el cambio se estaba honrando a la más grande.
Una tarde el administrador pasaba a las 6:00 pm montado en su caballo y llegando frente a la iglesia el caballo de la nada lo botó. Se cuenta que se rompió una pierna casi por el tobillo.

Él se puso a pensar y decidió regresar a la Virgen del Carmen pequeña a su altar original. Así hizo pues y desde ahí no le vino cosas malas”.
El antiguo Almacén donde se guardó temporalmente a la Virgen del Carmen original.

Pregunté si la imagen grande fue sacada de la iglesia pero la respuesta fue un no. La imagen traída por el entonces hacendado fue colocada a un lado, pero que en realidad la imagen considerada más especial en Nazareno era la pequeña a quien muchos devotos llegan desde el norte del país y desde la capital en el mes de julio.

Fuente:

Don Evaristo Candelario Santisteban Alfaro (57 años)à Supervisor (empresa Cartavio).

martes, 26 de febrero de 2013

Nazareno 09


Nazareno, anexo de Cartavio, es un pueblito muy sencillito, se ubica cerca de la playa “El Brujo”. Se puede llegar al lugar cruzando el puente Nazareno y desviar hacia la izquierda. Prácticamente está entre los límites de los distritos de Santiago de Cao y Magdalena de Cao, territorio de los antiguos mochicas. En esta zona de caña de azúcar nos dice el trabajador Jorge el siguiente relato.

“En el año 2012 por el mes de noviembre estaba solo trabajando en el campo. ¡Ah! pero te diré todo de cómo llegué ahí y qué pasó después.
Debía ir a ver las mediciones de instalaciones de riego por manga más o menos a la 1:00 pm Esas instalaciones son las que de manera moderna usan los jebes duros para distribuir las aguas a los campos. Mi jefe de turno, en una moto lineal, me dejó en el lugar  por los campos de Nazareno. Desde la 1:00 pm regresaría recién a recogerme a eso de las 6:00 pm.
Debía vigilar que el motor no falle y saque el agua suficiente para el riego en Nazareno 09, a esto le llamamos la hora de trabajo de bombeo de pozo.

Ya había almorzado. El pozo funcionaba normal. Tomé mi celular y llamé a mi jefe. La llamada no entraba. En eso giré mientras tenía mi celular en las manos y ví que el pozo se apagó. Comencé a sentir miedo sin saber. Me acerqué al pozo para poder encenderlo. Antes de estar cerca, ni muchos pasos había dado,  noté que se prendió solo. Recordé entonces que el lugar penaba, pero ni idea de darle importancia a esos cuentos.

Me paré en un cerrito del borde de la acequia debajo de un árbol (es que el Sol quemaba), por lo que me alejé del pozo. Minutos después me senté y escuché una voz rara pero era sí de una mujer. Sólo escuché… Intenté llamar por segunda vez a mi jefe estando a una distancia de 100 m del pozo. Escuchaba con más fuerza la voz. Di la vuelta como cuartel y medio para ver si era cierto que una mujer estaba por ahí. Al llegar cerca del pozo hubo silencio como si me hubieran visto. Eran como las 3:00 pm y se nubló el panorama de la acequia. Logré ver a una mujer mitad de cuerpo, sus manos eran como paleta sacudiendo el agua a los lados de ella. Levantaba el agua aleteando. No logré ver su cara pero sí por el pelo largo, tenía su tez blanca.

Eso me atontó, me encomendé a Dios como cinco minutos. Agachado o inclinado como a 25 ó 30 metros de distancia, asomé a  ver que esa mujer se metió por el tubo del pozo apagando y prendiéndose el mismo. Ya no me acerqué sino que salí a la pista y esperé a mi jefe. En eso me llega una llamada:
_ ¿Gonzales dónde estás?_
_ Aquí estoy por el otro lado jefe… _dándole la ubicación exacta.
_ ¿Qué pasa te veo asustado?_ su jefe pregunta asustado.

Le conté todo. Ya me había enterado de la aparición de esta mujer pero interés nunca puse. Supe que ya conmigo son 04 casos, 04 los que vieron.  Entre ellos un tomero, un guardián de Nazareno que quedó babeando”.
 El que ofreció este relato. Foto: Miguel Núñez
Fuente oral
Jorge Gonzales Esquivel (31 años).





jueves, 21 de febrero de 2013

La curiosa del sueño


 “Tenía un tío mecánico de la empresa, se llamaba Francisco Trujillo. A él comenzó a pasarle una cosa curiosa. No podía dormir y ya habían pasado 20 días.

Él conocía a la señora Francisca Vásquez, que vivía en Sumanique. Ella, en unos de sus encuentros de saludo dirige la palabra y juntos conversan.

­_ Parientito ¿qué pasa? Te veo todo desanimado.
_ Hace días que no puedo dormir no sé qué tengo.
_ Mire, le vengo a buscar. Mi bombita allá en el pozo se ha malogrado.
_ No se preocupe comadrita. Iré a ver la bomba qué tiene.

El momento llegó. Mi tío fue a Sumanique a buscarla y entró a la casa.
_ Voy a poner la mesa para verte_ le dijo doña Francisca, sin saber que ésta señora era una 'curiosa'_. Parientito a ti te han jugado y te han hecho un entierro. Yo buscaré el lugar del entierro que te hicieron. Este viernes te vienes.

Ubicaron en la mesa de la curiosa el lugar del entierro. Mi tío debía regresar a Cartavio y de ahí partir a Sumanique otra vez. En su regreso a Sumanique charlaron de nuevo. La señora enseña un muñeco que tenía pelos, tela y encima los ojos abiertos... En presencia de mi tío deshizo el muñeco en pedazos. Desde ese día durmió como nunca. Al día siguiente le fue a agradecer.

La señora con el tiempo murió y en pleno velorio, con gente presente como testigos, un viento fuerte apagó las velas (en ese entonces no había electricidad). Inmediatamente por el apagón los niños lloraron. Se prendieron las velas lo más rápido que se podía. ¿Qué pasó? El muerto desapareció.

Luego que pasaron los años nadie quiso comprar ni habitar esa casa de la curiosa".

Sumanique visto desde el extremo derecho

Vocabulario
Curiosa (o): Persona que lee cartas en una mesa o practica algún arte relacionado con lo paranormal.

Fuente oral
Juan Antonio Castillo Malqui (59 años).

martes, 19 de febrero de 2013

Alfalfa iluminada


“Siendo o no mis hermanos de padre y madre, tuve dos hermanos, Felix Vargas Malqui y Gerardo Castillo Coronel. Estos se caracterizaban por ser bien tremendos, osea que eran unos ya vagos. A ellos les pasó lo que te contaré.

Por el año 1963 cuando yo tenía algo de 10 años de edad, mi mamá muy seria conversó con ellos:
-          ¡Oigan! ¡No compraron la alfalfa para los cuyes! ¡No sé pero uds verán de dónde consiguen!  ¡Aunque sea vayan agarrar alfalfa por la Koinsa!

Ellos dos fueron de noche. Se prepararon con una hoz y una soga. Ufff bien vagazos esos se fueron nomás. Mientras llegaron a ese campo se escondieron, agachados, para que nadie más los vea. Mientras cortaban vieron una luz a los lejos y pensaron que era un guardián, se quedaron quietos. Al instante esa luz pasó muy al ras de la alfalfa por sus lados y nadie estaba con ella. Los dos huyeron y les faltó patitas para correr. Qué soga, ni qué la hoz o costal. Dejaron todo ahí tirado. Llegando a casa asustadísimos contaron todo a mi mamá y ni más regresaron ahí”.


Nota: El terreno que hoy vemos una canchita de fútbol y una plazuelita descuidada frente al pueblo de Santa Rosa era cultivo de alfalfa en tiempos de la hacienda. Justo al costado de la Koinsa.

Fuente oral
Juan Antonio Castillo Malqui (59 años).

La culebra



“No recuerdo la fecha, pero mi papá don Santiago Castillo Escamilo, natural de Huamachuco siendo trabajador operador de tractor en Cartavio me contó algo.

La gente que salía a pastear a su ganado notaban que se les perdía algún animal, algún guacho, a veces en pleno día. Por el campo 14 había un pozo de agua y ocurría en ese lugar extrañamente. Dicen que vieron salir a una gran culebra y se comía a los guachos.

Los pastores presentaron su queja a la Hacienda, y dijeron que era un peligro no sólo para ellos sino también para los trabajadores. La Hacienda mandó entonces tapar el pozo. Para ello mi papá fue llamado y mandado al lugar junto a otros trabajadores. Juntos ellos, con maquinaria y todo llevaron piedras y adobes de gran parte de una huaca cercana para tapar el pozo, sacando antes el motor del lugar. Desde entonces ya no se escuchó más de esa gran culebra”.


El pozo de agua (con motor) a la altura del desvío al reservorio. A la derecha es el final del campo 14.

Nota: El campo 14 se ubica en dirección de la carretera que sale de Santa Rosa a la derecha, a la altura del desvío que entra al río Chicama o para ir a Moncada.

Fuente oral
Juan Antonio Castillo Malqui (59 años).