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jueves, 4 de agosto de 2011

El muerto y la niña

El muerto y la niña
La dirección exacta es esta. Donde había una puerta, hoy es una ventana. El poyo o asiento de barro tampoco está. Ese holl ni existía.


Cuenta que en la calle Zafra Nº 104 de la entonces hacienda Cartavio una niña sufre cierta vivencia alrededor del año 1940, una experiencia que no quiso volver a repetir.

Vivía una señora mayor en dicha casa y vendía chicha de jora. Esta señora metía cuentos a su vecina de cuarto (María Briceño) indicando que la hija se portaba mal. La niña Olga era castigada sin poder tener derecho a reclamo alguno. Imagínense la autoestima de la pequeña, era tomada como traviesa y aun peor como la mala de la película.

Llegó el día en que esa señora que incomodaba a la niña cambió de vivienda y, con el tiempo, solo quedó la familia de Olga y otras dos familias más en la misma casa como era costumbre en los tiempos de hacienda. Seguro que esta pequeña había logrado ver que la tranquilidad llegó a su vida, pues ya no tenía a la espesa señora viviendo en la misma vivienda.

 La señora, cuyo nombre no se sabe, y que incomodada a la niña Olga se fue a vivir justo en la casa de enfrente (izquierda) de color amarillo. Hoy su dueña es doña Tina y son dos casas en una.

En ese tiempo no había energía eléctrica en las casas, pero sí en las calles. La gente en sus hogares se iluminaba con lámparas de vidrio o velas. Las calles de Cartavio Viejo poseían unos antiguos postes en forma de “T” en todo el centro, con unos focos potentes, también había esas antiguas cañerías con una infraestructura fabricada de ladrillo y cemento que servía para los vecinos que no poseían agua dentro de sus hogares.


Local del antiguo cine "Cartavio" famoso en tiempos de Hacienda y luego en Cooperativa ubicada en plena calle San Martín o al costado de la canchita del mismo nombre. La entrada principal para mezanine y preferencia, hoy tapiada. Otra de las entradas era por la derecha (a un costado) para servicios en platea. En la actualidad la empresa usa el local como depósito.

Llegó el día de la visita al cine, donde concurrían muchas personas para disfrutar las películas en familia. La pequeña Olga vio que la suya iba a asistir y pidió ir al cine; no obstante, su mamá María dijo “no, tú te quedas en la casa”. Es así que, al cine asistieron su madre María y sus hermanos Leonardo y la aun bebita Susana.

 

Olga quedó en casa de su madrina; después decidió regresar a su propio hogar; prendió la lámpara a kerosene y de ahí se fue a dormir en pleno piso como era de costumbre. Mientras estaba recostada, bajó la mechita encendida de la lámpara y se cubrió con una frazada. De repente en la entrada de su cuarto vio a un “aparecido” o "bulto" frente a ella de quien no veía su rostro, pero pudo observar una especie de capucha sobre su cabeza. Los nervios se iban apoderando poco a poco de todo su cuerpo, tanto así que recordó haber gritado para que su madre vaya en su auxilio. Gritó y gritó, pero su mamá nunca apareció. Lo peor de esa aparición era que ese individuo no se iba y encima no tocaba el suelo, o sea que flotaba cual fantasma como el que se ven en las películas de terror. Se cubrió con la frazada pensando así que encontraría un buen refugio, aunque no fue suficiente. Entonces, con el cuerpo tembloroso y una voz llorosa usó una mano y se persignó una vez, el espíritu seguía ahí; se persignó de nuevo pero el espíritu no se iba y en la tercera señal recién el aparecido se retiró dando media vuelta en dirección de la puerta de la calle.

El susto no abandonaba a la pequeña quien siguió con su grito “¡MAMÁ! ¡MAMÁ!” varias veces, y salió corriendo. Se sentó en el poyo (palabra referida al asiento de barro y piedra) que estaba a un lado de la puerta en la calle. Olga, llorando en plena noche, se quedó ahí por buen rato esperando a su madre y hermanos que no habían llegado del cine. Mientras pasaban los minutos, una señora anciana de estatura baja, vecina suya, salió hacia la calle para recoger agua de la cañería. Entonces viendo a la pequeña sentada en el poyo le preguntó preocupada “¿qué tienes Olguita?” y Olga respondió que había visto a un bulto en casa. La anciana preocupada de la niña decidió llevarla a su casa para que descanse.



La flecha indica un poyo. Asiento similar donde quedó sentada la pequeña Olga al momento de salir corriendo de su casa (la foto pertenece al sector Santa Rosa-Cartavio).

 

Mirando la hora, Olga vio a la gente que venía del cine Cartavio. La anciana, resondró a doña María Briceño por el hecho de no haber llevado también a la hija a ver la película. Palabras como éstas eran recordadas por Olga cuando la anciana llamaba la atención a su madre: “¿Qué hubiera pasado con tu hija?… ¡la hubieras encontrado babeando y muerta! ¡Da gracias a Dios que tu hija es aun una niña y el muerto no se la llevó!”.

Doña María Briceño, al ingresar a su propia casa, explicó a su hija Olga que sus gritos no podían ser escuchados en esos casos tan terribles porque resulta que los bultos y su poder maléfico lo impiden. Así nadie podía escuchar los pedidos de socorro, aunque se esté despierto.

¿Qué ocurrió al día siguiente?, ¿se acuerdan de la otra vecina del comienzo del relato?, ¿aquella que se llevaba mal con la pequeña Olga y se fue al frente a vivir? Pues fallece.

 

Según el relato nos indica que se estaba anunciando la muerte de una persona por medio de un “espíritu” o “bulto” que asustó a una niña a quien nunca vio bien.

La vivienda de la niña es hoy esta casa, es la misma pero dos casas en una (la verdadera casa de ese entonces era solo donde esta la ventana de la izquierda). Han pasado casi 80 años y ella sigue viviendo ahí.

Fuente oral
v  Señora Olga Gregoria Bartolo Briceño (79 años).

Crítica
v  El relato es real, lo escuché desde niño. Había conseguido esta fuente de mi misma madre. Pregunté hasta el cansancio si ella había visto Tv o tenía miedo antes de dormir, pero me respondió que no, que todo había sucedido sin que ella lo tenga en mente. Además a esa edad nunca tuvo una Tv.
v  Dicha vivencia sucedió en tiempos que Cartavio tenía a muchas personas sufriendo con “apariciones”, apariciones que para muchos hoy les resultaría difícil creer.
Cuando de joven integré cierto grupo parroquial y luego religiones protestantes y la universidad, intenté no creer en ello (apariciones) o al menos sí en pensar que eran cosas del “diablo” o de “uno mismo”; sin embargo el tiempo pasó y mi personalidad, ya más madura, me exige que sea crítico y tolerante con ciertas cosas y creencias. No puedo afirmar que esas historias sean 100% falsas, estoy de acuerdo que esos acontecimientos suceden hoy pero de manera distinta. Gente que no quiere creer quedará en eso, pero aquellos que creen deberán saber que son cosas tan extrañas que la ciencia ni puede explicarlas a menos que vayas a la parapsicología o a otro medio.
v  Estos relatos nos enseñan cuán conectados pueden estar los vivos con los muertos o con los que están por morir. Los antiguos peruanos tenían respeto por los moribundos, por los muertos y creían en la otra vida, no en el cielo o el infierno como nos enseña el cristianismo, sino en una vida mejor junto con los que hicieron bien en el presente mundo.
Entonces, regresando al fondo del relato, podemos concluir que de una persona aún no fallecida puede saberse que morirá cuando se ven “bultos”, “espíritus”, “almas”, señal de su futura desaparición. La señora de enfrente NO era tan buena que digamos y parece que se despidió de la niña antes de morir.

10 comentarios:

  1. buen relato pero quien es la señora que esta viva? OLGA la niña, q edad tiene ahora?

    se le podrá visitar en enero tendre vacaciones a ver si voy pal norte hno.

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    1. Ella es mi anciana madre y aún está viva. Le cuento que hasta han llegado desde Trujillo a hacerle entrevista.

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  2. ESTA MUY INTERESANTE EL RELATO...A MI EDAD QUIERO SER INVESTIGADOR ACERCA DE ESE TEMA :D ...MUY BUEN RELATO ESCRITO , AMIGO MIGUEL .

    tu amigo : LEONARD

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  3. k buena historia realmente muy interesante

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    1. Claro que es un buen relato. Sobre todo teniendo a la gente de antaño muy cerca. Aunque hayan personas que ni les guste por sólo pasarla por superstición, sin embargo no todo lo que se supone es superstición. Hay cosas que sucedieron y ésta que yo cuento es una de ellas.

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  4. hola profesor miguel ... muy buenos los relatos, hay varias historias de nuestro lindo cartavio, de todos lados, sria bueno que se haga un compendiode esto pues es hisotria de nuestro pueblo...

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    1. Hola Cris Th:
      Agradecido estoy por tu consejo y te anuncio que ello ya está en mi proyecto sobre Cartavio. La idea de llamar "leyendas urbanas" pues en realidad es un término que no comparto y que en un Canal de Tv cartavina trataron de hacerlo y cuando no se tiene el asesoramiento adecuado pues resulta pobre la información.
      Pienso hacer un librito de compendios o quizá seguir llevando la información a internet y necesitaré bastante concentración en el mismo. Mientras tanto hay diálogo con un amigo mío sobre el asunto que no puedo hablar.
      Mis fuentes son serias. Hasta presento teorías, fotos y digo de dónde las conseguí. El sensasionalismo no es mi pan de cada día. Hasta ahora soy, creo el único que publica por internet estos hermosos relatos y vivencias de mi querido Cartavio de manera organizada y eso me hace orgulloso porque mi comunidad se conoce más en el mundo, no sólo por su azúcar y ron sino por su historia de relatos. Saludos.

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  5. erick chavez aguirre9 de abril de 2012, 16:59

    Gracias pofe miguel lla me ayudo com la exposicion esta muy bueno el relato bueno profe cuidese y siempre siga siendo el mismo

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  6. gracias profe por el relato esta muy bueno lla me ayudo en mi esposicion bueno profe cuidese

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  7. Claro Erik:
    Los relatos ayudan a decir que "existimos", que somos alguien y que debemos respetar nuestras diferencias también. Lo malo es que a muchas personas que suelen ver esto se cogen del fanatismo religioso y sólo tratan de hacer la menor importancia a las vivencias de ala gente, lo que ocasionaría nuestra desindentidad osea unos desconocidos.

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